Ya en clase elegimos una papa por cada persona que le guardábamos resentimiento. Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Como te puedes imaginar algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas.
Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y como mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado desatendía cosas que eran mas importantes para mi.
Amigo: Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra mochila. Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantenerme en el dolor, el rencor y la negatividad.
-El perdón es una expresión de amor